PERFORM TO SMILE

Esta semana nos presentamos ante personas que salían de la norma, fuera del ser humano común. Ellos desafiaron los pronósticos y, poco a poco, los fueron venciendo. Sorteando la fase terminal del mal que los aqueja. Enfermedad que, por su corta edad, no pueden comprender bien. Se enfrentan a una etapa inesperada de la vida, para todos, para ellos y para los que los tenían a su cargo. Las palabras precisas del psicólogo director de la institución fueron:

"Los preparabamos para la muerte y, ahora, como han crecido conforme avanzan las medicinas, tenemos que prepararnos y prepararlos para la vida..."

y remato con un:

"...eso es a lo que quiero que nos ayuden".

Eso, ni más ni menos, nos tocó explicarles por medio de nuestros actos una parte de su enfermedad, cómo enfrentarla y cómo compartirla. Tuvimos sólo tres días para preparar el númerito, objetivos a comunicar, elaboración del discurso, sesión psicológica(que bien me hacia falta), elaboración de máscaras y harto café. A la hora de la hora, allí, in situ, tuvimos que hacer uso de la improvisación ante el público que nos veia sorprendido y desvelado a espaldas de la fogata.

Lo único que obtuvimos durante y al final de la puesta, fue silencio y ojos pelones. No esperabamos aplausos ni fanfarrias, mejor dicho, no sabiamos qué esperar. El tema de por si era álgido, algo con lo que tenían que cargar de por vida con un sin fin de cuidados, y además teniamos que tocar el tema de la siempre posible muerte.

Todo transcurrió en silencio, la puesta, la fogata, los cuentos de horror, siempre mutis para nosotros, dormimos en silencio a su lado.

Al día siguiente, partimos temprano rechazando la invitación de compartir medio día más con ellos, no por falta de gusto sino, afortunadamente, por exceso de trabajo, nos despedimos primero de los voluntarios, los psicólogos y, tras una invitación explícita, de los niños-adolescentes, que nos despidieron con el mismo mutis que nos recibieron, pero con una sonrisa general en la boca y el corazón en los ojos.

De ahí fuimos al cielo, y después, de vuelta a la surrealciudad de México.

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