- Manos a la obra - Resonó en su cabeza y ahí quedó zumbando por un rato.
Tomó sus utencilios, se fue a un lugar ajeno, tranquilo, sin distractores para poder dedicarse a su tarea. Acomodó a un lado las partes y en el otro las herramientas. En ese momento no pensaba en las consecuencias, las vidas que podía afectar, las huellas imborrables o la permanencia. Asesinó el silencio y el espacio en blanco. Simplemente comenzó...
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